Imágenes, técnica, actitud que conforman un lenguaje; un icono que desnuda a la artista a la altura de su idiolecto. Una pintura que se ha despertado en pleno juego con el subconsciente. Las formas, cada vez más, tienden a ausentarse, dejando espacios abiertos, convocando la luz… Ejecución templada, insistida, que huye de lo barroco, de la densidad matérica para buscar el vacío. Una pintura que busca la emoción, más allá de la definición y el orden; que ansía el movimiento, demasiarse como un tropel de centauros que ni quiere ni puede frenarse, abstractizándose...
- Tomás Paredes. Presidente de la Asociación de Críticos de Madrid.
La obra de Julia Hidalgo, apasionada, apasionante y contradictoria responde fielmente a su peripecia vital, a su sensualidad andaluza, a sus raíces cordobesas, a su poética oriental. Su expresión pictórica, estremecida de lirismo, lucha por que veamos lo que solo ella ha visto con los ojos cerrados...
- Mario Antolín Paz. Presidente de la Asociación de Críticos de Madrid.
La cordobesa Julia Hidalgo valora el dibujo, no solo como antecedente o boceto de su pintura definitiva, sino como obra en si misma, como realización completa y perfecta del concepto y la búsqueda temática y poética. El resultado de su quehacer trae a la memoria el método de trabajo de los orientales: mirar y observar durante largo tiempo la figura y la forma, para recogerse después y plasmar la esencia de la mirada; así se explican sus espléndidas montañas esquemáticas, de cierto sabor japonés.
- Julia Sáez-Angulo. Vicepresidenta de la Asociación Nacional de críticos de Arte.